En el ocaso de la segunda guerra mundial el mayor Reisman -Lee Marvin- es convocado forzosamente a dirigir una peligrosísima misión ¿Qué debe de hacer? Entrenar, disciplinar y comandar a 12 convictos condenados a la horca o cadenas perpetuas con la finalidad de realizar un ataque sorpresa a un castillo donde la cúpula de oficiales alemanes se hayan reunidos. El panorama resulta desfavorable: 12 criminales con antecedentes de homicidio, robo y hasta violación deben ser entrenados en menos de 2 meses para llevar a cabo una arriesgada misión que raya en el suicidio.

Cuando uno ve a Marvin y a Bronson en la pantalla no puede tener queja alguna. El par opaca al resto de forma evidente. Si bien la película a estas alturas nos puede parecer banal y patriota, en su tiempo fue una total innovación. Aldrich se caracterizó por su forma tan peculiar de dirigir películas bélicas dónde la violencia imperaba y la moral se resquebrajaba.
Hablar de Dirty Dozen o Doce en el patíbulo nos remite a colocarla como una referencia para un género enorme de películas bélicas. Un espectacular trabajo de montaje y sonido para su época. La Docena Sucia es un filme de guerra que se mantiene vigente despues de 44 años de su aparación, muy recomendable para los amantes de las balas y la violencia pura.
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