El cine es un arte exquisito que debe analizarse de forma metódica e íntegra. Éste blog tiene como finalidad motivar la retroalimentación entre cinéfilos para un enriquecimiento grupal compartiendo nuestras experiencias en el séptimo arte.

sábado, 31 de diciembre de 2011

Sweet Movie: una película nada dulce.




Sweet Movie (1974) es una película del director yugoslavo Dušan Makavejev. Las películas con este tipo de nombres sencillos, poco descriptivos y llamativos, usualmente contienen escenas poco digeribles por la mayoría del público, es decir, al escuchar “Harry Potter y la Órden del Fénix”, uno esperaría escenarios bonitos, buenos efectos  y una trama comercial. Pero al escuchar “Sweet Movie” se puede deducir que va a ser una película rara. Uno de los propósitos principales de las películas es transmitir emociones a los espectadores, pero esta sólo es rara e incómoda. O.O






Comienza con lo que es un concurso sobre qué mujer tiene la mejor virginidad, donde la juez es la madre de un tipo adinerado (John Vernon). El premio para la afortunada es casarse con el hijo.  Desde el inicio se pueden nota escenas de ligera desnudez (hasta ahora, sólo femenina) y la ausencia casi total de musicalización, excepto una canción (con una letra interesante) que se repite en varias escenas  y un canto comunista. En ocasiones, algunos personajes miran o hablan directamente a la cámara.  La ganadora, asustada por las prácticas del millonario, escapa, y pasa por situaciones bastante chocantes a lo largo de la película. :S


De manera alterna, se narra la historia de otra mujer, que viaja en un barquito con la cabeza de Karl Max al frente (?), y un hombre le pide un raite. Antes de subir, se ve cómo el hombre orina a la orilla del rio. Luego de subir, llevan a cabo un acto sexual en la cubierta del barco. Una escena bastante explícita, que un grupo de gente aplaude desde la orilla. Ambos hablan un poco de francés y son simpatizantes del socialismo. Ella le advierte al idiota que si se enamora de ella, ella lo mataría, y así lo hace, en ese barco donde son transportados dulces y azúcar. Si bien hasta ahora se ve parafílica la película, lo que sigue es más desagradable.


Las actuaciones son convincentes, los actores se veían bien preparados para las escenas fuertes. Investigué arduamente (Wikipedia) y leí que la actriz inicial abandonó la película debido a su disgusto. Los diálogos son sosos y sin gracia, a veces no tienen coherencia. Las situaciones presentadas parecen no tener sentido entre ellas, no se sabe nada del pasado de casi ningún personaje, y a cada rato sorprende con una locura nueva. Es algo original. No sé si se pueda considerar de drama o de horror, pero me hizo llorar…
Y sí, al parecer lo único que quería hacer el director es una película asquerosa, apta sólo para gente enferma o que le llame la atención estos temas repulsivos, en los cuales reside el entretenimiento de la misma. Es triste ver cómo se desperdicia dinero sólo para hacer una película fea, que de antemano se sabe que será baneada y censurada en todos lados, aunque tiene cierto aire “de culto”. Sería más provechoso haber donado los fondos a la caridad.
Altamente recomendable.


- jm mariñez

viernes, 30 de diciembre de 2011

Strange Days: Bigelow sabe como arruinar las historias

                                                                 





Todo comienza perfectamente, un manejo habilidoso y pulcro de la cámara en primera persona cual si fuese un videojuego, acción parca y real, aparatos sofisticados que permiten grabar en pequeños discos los recuerdos de otros, un ex-policía que trafica con estos recuerdos y que  además  saca partido de una sociedad podrida y caótica.  Los ingredientes que se colocan sobre la pantalla son lo suficiente como para hacer un excelente platillo, sin embargo, aún con un manojo de deliciosos ingredientes no es seguro que se cocine un buen platillo. El cocinero y el mesero son los intermediarios entre la creación del platillo y el comensal. En éste caso el cocinero -James Cameron- y la mesera - Kathryn Bigelow- no se desempeñan satisfactoriamente, más bien son hipócritas y conformistas. 



Uno se va formando muy buenas expectativas cuando lee la sinopsis y más aún, cuando comienzan los primeros 20 min de la película. Strange Days es de esas películas que te hacen lamentar por la forma tan caprichosa, barata y repleta de clichés con la que desarrollan una muy buena premisa - véase la trilogía de Mad Max, Mundo acuático, Hurt Locker, Point Break, etc - y no es coincidencia que de las películas que mencioné las últimas dos sean de la directora Kathryn Bigelow. 


Lo más lamentable de Strange Days es la forma en que presentan el desenlace. Un final apresurado y holgazán, vendido con una parafernalia romántica que hasta resulta patética y repulsiva. Strange Days es un filme bueno en el sentido de que permite al espectador fantasear un poco con la tecnología allí manejada. Y digo fantasear por qué a quién no le gustaría poder vivir de forma casi real la vida de otro, ver a través de los ojos de un criminal, un político o una estrella de rock viviendo experiencias que nunca podremos realizar. Su punto más fuerte es la crítica social hacia la constante dependencia tecnológica que tenemos cada vez más y nuestros intentos encarnizados por cambiar nuestra realidad a una más placentera. 


Strange Days  es sin duda alguna un filme mal logrado, disfrazado con el velo del filme de culto pero con una intención sumamente comercial.




La triología Kafkiana de Darren Aronofsky

                                                                     




Hablar sobre el trabajo de Darren conlleva un viaje através una espiral de simbologías y delirios esquizofrénicos, egomaníacos y suicidas. La presencia de Kafka se percibe en cada desliz de un diálogo o en el giro más inesperado de la trama. Es irremediable que no surja la silueta literaria de Kafka en mi mente  cada vez qué pienso en ésta triología, en especial el relato de Un artista del ayuno. 

Para Kafka - y esto no es para nada un secreto- el trabajo no solo significaba un requisito más que debe  llenar una persona para poder pertenecer a una sociedad y subsistir en ella.  Es más bien una figura que nos remite a nuestro yo  y al lugar que ocupamos en la realidad que conocemos.  El sentido de identificación es otorgado por la labor que desempeñamos, es decir, somos lo que hacemos, trabajamos para aferrarnos a una razón de funcionalidad y vitalidad que nos permite sentirnos útiles y sobrevivir en un medio capitalista y frívolo. En cierto modo hace que nos percibamos especiales en medio de un universo que ni siquiera nosotros entendemos en su totalidad. 

El artista que ayuna, aquel que se autodestruye lentamente en un cúmulo de sensaciones dolorosas y delirios raquíticos se alimenta únicamente de la admiración de su público. Es pues la interpretración de un individuo que ama lo qué hace puesto qué sin ello no tendría más razón para seguir viviendo. 


Darren nos habla mucho de ello con una prosa inquietante y polivalente en una trilogía qué en verdad no pretende serlo y sin embargo lo pretende por la imposiblidad de separarlas como filmes individualistas. 


¿Qué tienen en común un genio matemático taciturno e incomprendido, un ex-luchador profesional con sed de fama y una bailarina con un complejo de obsesivo de perfeccionamiento? La respuesta no puede ser respondida si se le ve de forma aislada ¿ Ven a lo que me refiero?  Si queremos responder de forma correcta a ellos es necesario revisar cada uno de estos filmes de forma continua y analítica. La homogeneidad no sobresale a primera instancia, un vistazo superficial no es suficiente para entender íntegramente la filmografía de Darren. 
Los eufemismos parecen ser necesarios en cada uno de sus filmes para poder aterrizar suave en un terreno escabroso  e infranqueable  que se nos presentan cada uno de los finales  cuasitrágicos y polivalentes de ésta triología. 
Tenemos al matemático obsesionado en descifrar todas las incógnitas del universo con un teorema de suma complejidad, casi de naturaleza divina e inasaquible por la mente humana - Pi: Faith in the chaos-,   al ex-luchador anciano que  aún lastimado por una vida dedicada al sufrimiento, la violencia y a los excesos que la fama conlleva la añora con todo su ser y haría todo lo posible por ser ovacionado en un ring por un público deseoso de sangre y peleas fingidas- The wrestler -, a la bailarina cuya prioridad es la perfección absoluta de su arte y que a su vez se atormenta por una metamorfosis onírica pero de una realidad inquietante qué le ha otorgado esa entrega vehemente a su obra. 

Mentes distintas, profesiones distintas, escenarios distintos, colores distintos y sentimientos distintos; pareciera ser que no hay nada en común en los protagonistas, empero si inspeccionamos a fondo encontramos qué cohabitan en cada esencia de los personajes un vacío existencial que trata de llenarse con lo que mejor saben hacer como individuos. 

Tres filmes infravalorados y visualmente muy diferentes entre sí que no tienen cabida en un espacio comercial y falto de sustancia gris. Recomendados para los amantes de Sartre, Kafka y toda la verborragia existencial que puedan mencionar.







viernes, 23 de diciembre de 2011

Sangre: insulsa, fea, deprimente, repugnante y anti-estética



Toparme con Sangre fue mera casualidad. Me encontraba buscando algunos títulos interesantes en el supermercado, ya que en visitas pasadas había encontrado unas verdaderas gangas como Fargo, Terminator , Pelotón, Mullhollan Drive y Buried a un para nada despreciable precio de 30 pesos por película.

Ahí estaba yo, husmeando entre cada sección del mueble algún título que pudiera añadir a mi aún pequeña biblioteca de Dvds. Tenía la esperanza de encontrarme con Woody  Allen, Martin Scorsese, Stanley Kubrick o de perdida con un Tarantino desvalagado. Sin embargo no tuve tanta suerte, el mueble estaba lleno de malas, asquerosas y carísimas películas.

Cuando ya estaba desesperanzado y resignado, revisé en la parte más inferior y marginada que aún no había inspeccionado. Milagrosamente encontré uno de los filmes más sinceros y críticos que he visto en mi corta vida de cinéfilo,  era nada más y nada menos que Happiness. El Satírico Todd Solodonz estaba listo para integrarse a mi colección.  

Desafortunadamente era un Dvd doble, me desagrada profundamente la estética de las cajas de esas películas.  El segundo título era Sangre - un filme absolutamente desconocido para mí-  de nacionalidad mexicana y dirigido por Amat Escalante. La portada me pareció algo extraña y efectista a la vez. Un hombre que se hayaba acostado, en decúbito supino, inconsciente, con un hilillo de sangre que corría desde su ceja hasta su parietal derecho. En la porción superior aparecían los premios que había ganado en cuatro festivales que desconocía - Cannes era el único que sonaba familiar- En medio un título sugestivo en mayúsculas 
- SANGRE-  y debajo una crítica de Le Monde  describiéndola como Una película DESLUMBRANTE” y asegurando qué Definitivamente el CINE NO HA MUERTO”. Mi curiosidad empezó a crecer progresivamente.

La contraportada mostraba el rostro de una joven con tez pálida, casi se podía asegurar que estaba muerta.  Pero no fue si no la sinopsis la que me motivo a darle una oportunidad a éste enigmático filme, cito textualmente:


Diego trabaja contando gente en la puerta de un edificio de gobierno. Su esposa Blanca es una mujer demente de celos y su relación se basa en tener sexo, ver la televisión y pelearse. La rutina de Diego es interrumpida con la llegada de su hija Karina. Blanca se niega a aceptarla, acorralando a Diego entre sus celos y la enorme necesidad que exige Karina por ser amada. La situación llega a una sorprendente culminación en la que Diego pierde todo el control 



Déjenme decirles que la experiencia con Sangre no fue para nada digerible, es más bien una indigestión dolorosa, incómoda e hipnotizante. La insulsa  monotonía de la vida que tiene la pareja conformada por Diego y Blanca  se basa en  ver la televisión, fornicar y comer. La vida de Diego está repleta de infelicidad  e incomprensión, mientras que Blanca se aferra a controlar a su marido con un temperamento inestable, bipolarizado e infestado por los celos.  




Las interpretaciones de los actores son forzadas a quedarse en la línea de la realidad y es en ese realismo dónde se cría esa espeluznante atmósfera de cautiverio. Si a esto le añadimos los elementos de una buena fotografía, una inexistente musicalización y un sexo crudo y asqueroso tenemos ante nosotros una narración de una historia minimalista y creíble. Sangre es un filme qué no considero excelente o  recomendable para toda clase de  público, sin embargo reconozco que cumple su cometido: retratar la vida de numerosas parejas contemporaneas de clase media con una estética contrastante a la del cine comercial. Es pues una película angustiante y deprimente con un final abrupto y pretencioso qué a muchos estoy seguro los dejará perplejos.






jueves, 22 de diciembre de 2011

La distopía en el cine


La perfección es un estado inasequible, el cuál todo hombre, de cierta forma, anhela alcanzar. Algo perfecto no existe físicamente es en realidad un producto netamente abstracto, que no tiene ni siquiera la posibilidad de suceder. Es aquí dónde comienza la problemática: aquel objeto que está exento de cualidades negativas, único y loable, no es posible de manufacturar con las manos del hombre.


Este absurdo filosófico y hasta onírico ha motivado - y atormentado a la vez- a grandes pensadores a lo largo de nuestra historia. Se ha pensado - equivocadamente- que la perfección es un estado al cuál podemos llegar y aplicarlo a nuestro antojo, a todo aquello que creamos pertinente: belleza, arte, inteligencia, sociedad, etc.


El término utopía surgió a partir de la obra máxima de Tomás Moro, denominada de igual forma. Utopía es un libro cuya premisa es simplemente el debate de las bases sólidas y anheladas que una democracia debe de tener
-teóricamente- Moro construye un espacio ficticio denominado Utopía el cuál era una isla con un perfecto estado socieconómico y político. La etimología de Utopía es algo confusa, y en el transcurso de la historia se  le ha adjudicado el concepto de -Sociedad perfecta- Aunque con el tiempo las interpretaciones de ésta obra se han polarizado - por un lado los socialistas y por el otro los imperialistas- no debemos olvidar la relevancia de éste libro en los diversos constructos gubernamentales- deficientes o no-  que se desarrollarán posteriomente inspirados en el paradigma utópico.

El antagonismo de éste estado social ideal es la distopía, un lugar dónde el bienestar no existe y el dolor es recrudecido por diversas fuerzas cuyo origen no es si no la tan anhelada perfección anteriormente mencionada, es decir, un intento fracasado para llegar a la utopía. 

La literatura y el cine han creado muchísimas obras sumamente interesantes inspirándose en éste antagonismo: El hombre que se enfrenta a lo que el mismo ha creado para su bienestar duradero e inquebrantable - compartido o no-, de una u otra forma lo atormenta - ¿Qué salió mal? y ¿Cómo podemos solucionarlo?- son las cuestiones primordiales en estas obras, aunque no siempre son respondidas con claridad. 

Hombres como Ray Bradbury,  Isaac Asimov, George Orwell y Philip K. Dick - menciono solo a los cuales he tenido un acercamiento más estrecho con sus obras , ustedes me podrán complementar- han enriquecido con sus loables imaginarios la confrontación del hombre con una sociedad que para nada se acerca a la perfección. Y es que es sin duda alguna, es más fácil imaginar la imperfección que la perfección, ya que vivimos constantemente en dicho estado. 


Las principales características de las obras cinematográficas que juegan en éste género son las constantes estéticas urbanizadas, con atávicos y deslumbrantes elementos tecnológicos dominados por un estado despótico, autoritario y con políticas que pretenden homogenizar  las mentes de sus pobladores, convergirlos como automátas a su antojo, siempre con un fin económico.


La eliminación de la independencia intelectual es primordial para llevar a cabo una perversa utopía- distopía en pocas palabras- y es aquí dónde cabe mencionar a la magnífica novela de Orwell, la aclamada 1984

La única versión cinematográfica que he visto - hay 3-  es la que realizó Michael Radford, estelarizada por John Hurt - juraría que es gemelo de Ian McKellen-  Winston Smith es el protagonista de ésta trama, un hombre atormentado por la opresiva vida que el benevolente estado autoritario, comandado por el omnipresente Gran Hermanole ha otorgado de forma perpetua. La mentalidad de Winston es el producto que dicho sistema ha creado con su inflexible y hegemónica política.

La subversión se va apoderando de Smith cuando tiene oportunidad de acercarse a las mínimas libertades que el hombre en algún momento poseía: escribir en un diario su sentir, tener un espacio libre e íntimo, fornicar con una mujer y expresar sus puntos de vista sobre el repugnante gobierno que padece. 1984 es un premonición hacia los nuevos estados que hemos estado fraguando inconscientemente, sin duda alguna Orwell fue un visionario, un clarividente que no necesito trasladarse a épocas lejanas con parafernalias tecnológicas para narrarnos sobre una distopía.  Radford tomó ésta novela y la pulió brillantemente en la pantalla, con un Hurt  muy convincente  y si a esto le agregamos una escenografía decente y fiel a la descrita en la novela tenemos una adaptación sumamente acreditada. 

Sin embargo dentro de éste riquísimo género cinematográfico existen también muchas clases de distopías - sin dejar a un lado el arquetipo que inicialmente mencioné- dónde los recursos, la tecnología y el contexto puede diferir notoriamente. THX-1138  es un filme que ejemplifica gráfica y explícitamente lo que he dicho anteriormente.

Nuestro estimado George Lucas dió vida a una trama que nos narra una sociedad subterránea habitada por androides muy similares a la estética y cinética del humano, claramente un producto de una ingeneria genética sofisticada. Robert Duvall interpreta a THX-1138 un Winston Smith un tanto más tecnológico, pero con el mismo temperamento indómito.

El dominio de estos seres se da por ellos mismos a través de un complejo sistema computarizado y guardias autómatas, en pocas palabras la sociedad es dependiente de sí misma, y es en esa autoregulación donde hallamos lo opresvio y angustiante. Lucas sin duda alguna se inspiró tremendamente en 1984, un filme altamente recomendable, diferente al tono que maneja en la sobreestimada Star Wars.

No me tomen como un condescendiente de cuánto filme distópico se me topa, no todos me han agradado. Mad Max es un ejemplo claro de ello, filme que en lo personal me disgustó cuando lo ví. No sé si fue la sobrevaloración que había leído con anterioridad en las críticas de Filmaffinity  y demás sitios, dónde se alababa a la cinta. Lejos de eso Mad Max es una muy mala película, y no por su trama, si no por las actuaciones tan pobres  y edición tan descuidada. 
La historia me parece interesante, no muy increíble, pero con un delicado tono de delicia asquerosa - algo que se puede tragar con un asco moderado- El trabajo que desarrolla Max Rockantansky  -  interpretado por el nostálgico Mel Gibson- es el duro y salvaje puesto de oficial carretero, ya que el caos se ha apoderado en éste mundo desértico y hostil, dónde las armas y el combustible son el nuevo oro.

Un Mel Gibson - que de salvaje y rudo si tiene algo- que solo sirve como un rostro para la trama, una escenografía decente y creíble, pero con un cambio de escenas tan precoces y abruptas.. es así como se nos presentan ésta triología - no les bastó con una..- del buen Max. Icónica sí, representativa sí, sobrevalorada sí, un fraude por supuesto que sí..

Terry Gilliam 
  es un cineasta que ha llevado a su máximo esplendor a éste género - en mi opinión humilde e ignorante- con las maravillosas cintas 12 monos y Brazil 

La primera por la excelente y brillante razón del manejo de los tiempos, ese jugueteo tan responsable de la estructura temporal, y un escalofríante futuro dónde un virus ha aniquilado a la mayor parte de la humanidad, haciendo inhabitable el mundo externo, obligando a  los supervivientes a vivir en las profundidades. Viajes en el tiempo, ataques bioterroristas y un  Bruce Willis que desempeña un papel creíble e interesante, todo esto condimentado con el humorístico papel de Brad Pitt son las cualidades más fuertes de este recomendable filme.  

En segundo, Brasil, la versión humorística de 1984, merece nuestra atención por la original forma de interpretar mediante una comedia - romántica en cierto punto- la cotidianidad de un burócrata en un contexto opresivo y desesperanzado, dónde la subversión es el crimen más atroz. 

film nerderyDistopías sofisticadas en cuánto a tecnología, por ejemplo Blade Runner-inspirada del cuento ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas? de Philip K. Dick -y 2001: una odisea en el espacio. Scott y Kubrick se mueven en un campo de una inverosimilitud tecnológica que incita al espectador a formar parte de la trama al imaginar ese mundo indeseable y oscuro. Ambas tienen denominadores comunes, en primera la maravillosa panorámica de sus escenografías, en segunda la cuestión de la creación de inteligencias artificiales - que supera a la del  creador- y en tercera la cruda realidad de un mundo regido por la insaciable necesidad de conocer  e invadir todo lo que esté a su alcance. 

Hay otras más violentas y populares, como Escape from New York con el excelentísimo y sarcástico Kurt Rusell, Terminator o la contemporanea Idiocracia - la más posible de las distopías a como estoy  viendo la sociedad que habito-  
Otra coetanea a Idiocracia es la magnífica Children of men de Alfonso Cuarón, una hiperrealista distopía con problemáticas sociales que posiblemente sean las principales que combatirán los futuros gobiernos: infertilidad,  agotamiento de los recursos y las constantes migraciones hacia los países de primer mundo que provocarán explosiones demográficas.



Éste post no estaría completo si no mencionará a los bebes distópicos que Alan Moore procreó. Sí, me refiero a Watchmen y V for vendetta. He de admitir que no he visto una historia tan seria que trate de superheroes como la de Watchmen, ni mucho menos una película tan emocionante como la que Zack Snyder realizó basándose en dicha novela gráfica. El principal acierto que tiene la historia de Moore es la ucronía de los hechos, imaginen, un Richard Nixon que ha sido reelegido para la presidencia de USA, la llegada de los rusos a la luna primero que los norteamericanos y una sociedad protegida - ¿?- por superheroes. Una historia que se desarrolla en el ficticio 1985 con una amenazante guerra nuclear con la Unión Soviética y un grupo de superheroes sumamente peculiares nunca antes visto.


V for Vendetta tiene esbozada una humilde sonrisa sarcástica Orwelliana - es inevitable remetirnos a ésta institución literaria- narrándonos la historia de un subversivo luchador social enmascarado con el rostro del histórico Guy Fawkescuya finalidad es acabar con el hegemónico, manipulador y autodestructivo gobierno británico.

Podrá haber muchas formas de representar el desastre y la opresión qué se van dibujando con estos prolíficos sistemas neoliberales y globalizados.  Empero, la verdad es que vivimos en un estado de incertidumbre, dónde el curso de nuestra existencia como raza está indefinida por nuestro acelerado avance tecnológico y económico, qué si bien ha permitido que sobrevivamos a las dificultades de la naturaleza, también ha producido actitudes indeseables en los habitantes de sociedades cada vez más individualistas y homogénicas.

film art
film
Tal vez  hoy, mientras nos divertimos con estas historias, realizamos nuestras tareas cotidianas, en algún rincón un Gran Hermano observa con ansías su futuro hogar, un HAL-9000 comienza a fabricarse, y  por qué no... un replicante se hospeda en las casas contiguas a las nuestras y  un ingeniero en robótica ya tiene en sus manos la cornea de un THX-1138. 





Solo el tiempo lo dirá, solo el tiempo.